Turismo Slow: qué es el turismo para quien viaja lentamente

¿Qué es el turismo slow?

El turismo slow o turismo lento (muchas veces identificado también como turismo sostenible) es un tipo de turismo centrado en la experiencia (lenta, en profundidad, que te permite sumergirte de lleno en el ecosistema del lugar que nos recibe) y en la sostenibilidad (con cero impacto en el medio ambiente).

En la práctica, el turismo slow se configura como todo lo contrario del turismo de masas: una organización destinada a descubrir lugares típicos, no caóticos, que se alejan de los destinos más populares, atacados por quienes entienden el turismo solo en una perspectiva cuantitativa como “golpear y correr“.

Quienes deciden experimentar el mundo (y el turismo) de forma Slow, en cambio, prefieren la calidad de la experiencia, medios de transporte locales y poco contaminantes como las bicicletas, prefiriendo consumir productos locales y apoyar al pequeño comercio y artesanos locales.

De esta manera, el Viajero Slow potencia la singularidad del lugar y su cultura respecto a la estandarización que distingue cada año a muchos de los destinos más reservados del mundo.

Turismo slow: un poco de historia

El Turismo Slow no puede dejar de dedicar la más mínima mención al concepto del que se deriva, el de Slow Food. En la segunda mitad de la década de 1980, de hecho, el gastrónomo, escritor y activista italiano Carlo Petrini fundó el movimiento gastronómico Slow Food, como una forma de protesta contra la apertura de un McDonald’s en la famosa Piazza di Spagna en Roma.

A partir de ahí, la idea de la lentitud como necesidad de degustar, saborear, detenerse para sumergirse en la experiencia, se extendió a muchos otros ámbitos como el turístico.

Los principios del Manifiesto del Turismo Slow 

Más adelante, en 2009, Nicky Gardner redactó el Manifiesto del Turismo Slow, un modelo de turismo slow a partir de los supuestos conceptuales de Slow Food y Ciudades Slow, que resume los supuestos determinantes del turismo slow en 10 características fundamentales:

1. Turismo Slow entendido como una condición mental, que comienza en casa mucho antes del viaje
2. Evitar el transporte en aviones, prefiriendo el uso de medios de transporte como ferries, autobuses y trenes de cercanías que aumentan la conexión con el paisaje
3. Tener la experiencia del viaje de llegada como un placer y no con impaciencia
4. Valoración de los mercados y tiendas locales
5. Saborear la cultura que reina en los bares, cafeterías y bistrós locales
6. Tomarse el tiempo para tener una idea de los idiomas y dialectos de las áreas que visita. Aprenda algunas frases locales, tal vez mediante el uso de un diccionario o la compra de un periódico local
7. Involucrarse y respetar a las comunidades indígenas con curiosidad
8. No limitarse a lo que recomiendan los guías, sino imitar a los lugareños en su rutina diaria
9. Saborear lo inesperado (los trenes retrasados, por ejemplo, pueden crear nuevas oportunidades y descubrimientos)
10. Hacer algo para agradecer a las comunidades locales por su hospitalidad

Algunos ejemplos de turismo slow

Con base en lo que hemos dicho (y en lo que hemos leído en el Manifiesto del Turismo Slow) algunas actividades de estancia/viaje pueden considerarse ejemplos de turismo slow, como por ejemplo:

• Turismo de voluntariado
• Senderismo/Excursionismo
• Tours y viajes en bicicleta o con medios de transporte de impacto cero
• Viajes de mochilero
• Viajar por carretera, incluso con un coche personal o una caravana
• Turismo religioso y spiritual
• Turismo cultural
• Turismo gastronómico y enológico

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Preguntas frecuentes

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